Me gustan las Navidades sin nieve, sin frío, sin compromisos, sin ausencias, sin Papá Noel. Me gustan las no navidades, y me gusta pasarlas contigo.
Navidades atípicas
Quien me conoce sabe que nunca me ha gustado la Navidad. Me gusta el día de Reyes aunque ya no sea una niña, el turrón Suchard y las bolitas de coco y chocolate. Pero para de contar. Y más desde que empezaron las ausencias y las distancias.
Y no se trata de ser el señor Scrooge, pero seamos sinceros. No hay que esperar a estas fechas para querer sentar a toda la familia junta en una misma mesa, igual que ya no esperamos a que sea diciembre para comer turrón. El frío está muy bien si tienes chimenea o calefacción central, pero una vez que pruebas unas Navidades en la playa, ya nada vuelve a ser lo mismo.
Igual que el cambio climático se está llevando a las 4 estaciones, por mí se puede llevar los grados bajo cero y dejarme con unas Navidades sin nieve y sin frío. De paso que se lleve las aglomeraciones de todo el mes, los menús desproporcionados y los abusos de todo el tercer sector, simplemente «porque es Navidad»
Navidades a nuestra manera y sin nieve
Una de las cosas que he aprendido estos años, es que las tradiciones pueden crearse en cualquier momento y no hay nada mejor que vivir unas Navidades a nuestra manera.
Nuestros besos se dan debajo de una manta mientras vemos los fuegos artificiales del Big Ben.
Yo sigo el sorteo del día 22, aunque por aquí no sepan ni lo que es y tú sigues comiendo chocolate en vez de uvas, porque ya sabemos que la fruta no es tu fuerte. Los besos y los brazos se dan de forma virtual a los que están lejos, pero los nuestros se dan debajo de una manta mientras vemos los fuegos artificiales del Big Ben.
No nos hace faltan las gambas si existe la pizza y cada año decimos que tenemos que ir a patinar sobre hielo (yo a mirar como tú patinas), aunque nunca lo hacemos. El cava lo cambié por vino caliente hace unos años y el vestido de lentejuelas por tu camiseta.
¡Felices Fiestas!
Por eso, tú que me estás leyendo, te animo a que estas Navidades te atrevas a tener las Navidades que siempre quisiste. Ya sea en la comodidad de tu casa o en la aventura de un viaje. Protegido por tu familia o alejándote del mundo. Comiendo jamón o verduritas a la plancha. Estos días, como durante el resto del año, que nadie te diga cómo debes sentirte. Todos deberíamos ser libres de elegir como vamos a disfrutar del tiempo que tenemos disponible.