Esto es un cumpleaños de coronavirus, el último por celebrar aunque esté a medio camino entre lo mal que estábamos en abril y la incertidumbre que seguimos teniendo ahora. Pero un cumpleaños es un cumpleaños, y más si tiene un número mágico, porque te lo mereces con sorpresas incluidas y mirando siempre hacia el futuro sin miedo. ¡Feliz cumpleaños,bombón!
Mientras escribo estas líneas todo estaba planeado para medio sorprenderte con un plan B organizado, porque en estos tiempos que la incertidumbre baila con nosotros bien pegadita nunca se sabe, y a mí los planes improvisados no me salen ni la mitad de bien que te salen a ti (yo creo que los elementos siempre se alinean para que no me salgan los planes a la primera)
Y si algo hemos aprendido estos meses es a adaptarnos para sobrevivir, a cambiar los planes que se hacen con demasiado tiempo, a pensar dos veces las decisiones y a cambiar el destino del viaje si es necesario (o cancelarlo), para quitarnos preocupaciones del medio, que de eso ya tenemos bastantes.
Que es un año par, con velas pares y número mágico, y aunque yo soy más de cincos, solo tienes que cerrar los ojos y, antes de pedir el deseo y soplar las velas, ver todo lo que has conseguido este año desde tu último cumpleaños: premios y reconocimientos, tu nueva colección, exposiciones en Venecia y en Londres, por no hablar de tu propio escaparate en pleno centro londinense. Créeme, es para sentirse más que orgulloso, sobre todo cuando no te han regalado nada. Cada año que pasa un pasito más cerca del Empire.
Y ahora sí, nos vamos de cumpleaños de coronavirus, con todos los contras incluidos; pero antes que no se te olvide cerrar los ojos y pedir tu deseo, porque si no se soplan las velas no es un cumpleaños de verdad. ¡Felicidades, cariño!
