Esto iba a ser un post sobre mi fin de semana en Barcelona y el carnaval de Cádiz, pero al final se ha convertido en uno donde el protagonista es un bichito que viaja por el mundo y la está liando parda. Sí, nuestro amigo el Coronavirus.
Mi relación con el Coronavirus
Todo empezó con los chinos. Algo muy lejano y que dio para unos cuantos cuplés de carnaval. ¿Quién se iba a pensar que este bichito iba a viajar por todo el mundo? Yo desde luego no.
Después decidió instalarse en Europa y aquí ya el tema cambió, que Europa somos todos. Aún así el Coronavirus me parecía un tema de debate para los medios y los hipocondriacos. El pánico comenzó en Italia, pero yo después de escuchar a Lorenzo Milá, seguí pensando que esto no era gran cosa.
Seguía sin estar preocupada, pero me pasó igual con Trump y con el Brexit, que parecían algo de ciencia ficción y al final se hicieron realidad.
Desde que resido en Londres, siempre vivo en esta dicotomía informativa de noticias españolas e inglesas, así que cuando el virus decidió darse una vueltecita por España, ya sabía que empezarían las noticias sensacionalistas y los chistes de Twitter.
Seguía sin estar preocupada, pero me pasó igual con Trump y con el Brexit, que parecían algo de ciencia ficción y al final se hicieron realidad. Es más, cuando la gente empezó a perder la cabeza en los supermercados, yo me sentí como en una película del Apocalipsis, donde veía alucinada como la pasta y el papel higiénico desaparecían de todos lados.
Y no es que mi país no me preocupe, pero también conozco a los míos y lo exagerados que son, así que yo seguía tranquila. Pero de repente, los Gobiernos fueron cerrando sitios y cancelando eventos, y por culpa del Coronavirus me quedé sin viaje a Barcelona. ¿Es un drama? Pues no, pero me jodía. Y no solo por perder el viaje, sino por el monotema de conversación en todos lados: en la oficina, en las redes, en el metro y por el egoísmo y la paranoia de la gente con el tema de la comida.
Y aquí parecen que las medidas van a llegar con un poco de retraso, y el virus ha tardado más en llegar o tal vez llegó hace tiempo pero el Gobierno ha tardado en reaccionar. El caso es que viendo el aislamiento social de Italia y España me temo que aquí pasará lo mismo.
Yo sigo pensando que esto es cosa de los rusos o de los norteamericanos, pero por si acaso no os preocupéis que yo me quedo en casa también. Pero nadie piensa que toda la pasta y las latas acumuladas no son muy saludables y los kilos que voy a coger con este aislamiento después ¿quién me los quita?
Gracias bichito por el regalo del tiempo que nos estás dando, pero los kilos puedes llevártelos contigo.
Alba. Me sucedió y sucede algo similar.
Una sola cuestión, llámalos estadounidenses, o norteamericanos en su defecto, pero no americanos. Eso es propaganda yanqui.
Americano soy del Sur (Miguel Abuelo)
Saludos
Rectificado 🙂
¡Que tengas un buen día!