Más que cómo se vive la NFL en Londres, esta es la historia de cómo una antideportista como yo se desgañita cada vez que ve un partido de fútbol americano, y si ya es en el estadio ni te cuento.
¿Qué es la NFL?
La NFL son las siglas para la National Football League, o en cristiano, la liga nacional de fútbol (pero fútbol americano). Si no tienes idea, para algunos se parece más al rugby que al fútbol que conocemos de toda la vida, pero créeme, mucho más emocionante. Hay un total de 32 equipos y la temporada va desde finales de agosto hasta febrero donde se juega la famosa final Super Bowl (seguro que eso te suena más, aunque sea por los espectáculos que montan en el intermedio del partido)
¿Y qué hace la NFL en Londres?
Pues desde el 2007 los dueños de la liga que son muy listos, decidieron que iban a traer un mínimo de dos partidos a la capital inglesa y desde entonces lo han venido haciendo hasta el punto de traer hasta 4 partidos a Londres. No sólo vienen muchos aficionados desde Estados Unidos, sino toda la afición que hay por Europa se reune en Londres esos fines de semana para ver los partidos en directo si tienen la suerte de conseguir entradas.
Yo fui americana en otra vida
Estoy convencidísima de esto. Todo lo que organizan los americanos me fascina, es puro espectáculo en vena y no hay quien los gane en sacar pecho cuando la ocasión lo merece. Es escuchar el himno y se me pone la piel de gallina. Esto es lo que yo vivo cuando veo un partido de la NFL.
La elección de equipo fue todo más fácil, vi los uniformes de todos y el que tenía una estrellita fue con el que me quedé.
Para elegir equipo no he tenido la presión de una tradición familiar o la de simplemente llevar la contraria y hacerme del equipo contrario. Fue todo más fácil, vi los uniformes de todos y el que tenía una estrellita fue con el que me quedé. Luego ya vinieron las decepciones, al quedarme con un equipo como el Athetic, que hace sufrir mucho a la afición aunque lo llamen el equipo de América. Por eso G, siempre me dice que puedo tener varios equipos, para que no me lleve siempre malos ratos cuando veo los partidos, aunque yo creo que eso suena a traición de aficionado deportivo.
Y este año, después de 3 o 4 años, hemos vuelto al estadio. A vestir mi sudadera con su estrella plateada, aunque no jugara mi equipo. A pasar horas decidiendo qué camiseta comprar, a comerme el perrito caliente más grasiento y a chillar como una loca. Porque yo no haré ni dos burpees seguidos, pero una lo da todo cuando hablamos de animar a un equipo.
Y a soltar la lagrimilla cuando suene el himno, que para eso en otra vida fui americana.