Puede que el apericuento El salmorejo esté inspirado en hechos reales, aunque yo seguiré diciendo que todo parecido con la realidad es pura coincidencia. ¿O no?
«Tomate, pan, aceite, ajo y sal. ¿Qué puede salir mal?» Así de positiva se sentía Lucía delante de esos pocos ingredientes y con la receta de salmorejo en su móvil. Al volver de sus vacaciones había decidido cocinar un poco más para sentir un poco menos la ausencia de los buenos sabores. Quería empezar con una receta sencilla para no venirse abajo pronto y asentar un hábito que llevaba tiempo queriendo tomar, pero la buena predisposición le duró menos que lo que tardaba ella en comerse un helado.
Estrenaba batidora pensando que así todo sería más fácil, pero descubrió pronto que la máquina hay que moverla con el brazo y para conseguir la textura que sugería la receta iba a acabar con agujetas.
Lo de los ingredientes no debería haberle cogido por sorpresa: los tomates no sabían a nada y el pan debería haber sido blanco y no tan duro. Por no hablar de que había más huevo de decoración que salmorejo en el plato.
Aún así Lucía hizo su salmorejo y se lo comió enterito, aunque le saliera igual que la adaptación de Valeria de Netflix, nada que ver con el original que se había comido días antes en el sur. Lección aprendida: las modificaciones existen para adaptarse a las circunstancias. Pura cuestión de supervivencia.
¿Te has sentido alguna vez como Lucía en este apericuento? ¿Se te da bien cocinar o es una asignatura pendiente? Cuéntanoslo todo en los comentarios.
En los ingredientes falta la yema cruda de huevo, sirven más panes ademas del blanco y duro? Si se remoja antes y se le escurre el agua no puede estar duro en el sur se aconseja pan asentao